sábado, 31 de diciembre de 2011

TURN TURN TURN



Palacio real de Tafalla, 31 de diciembre de 1433

Y no es buena cosa -piensa el joven príncipe de Viana-, tener que andar el último día del año con la nariz metida en la enorme Biblia que normalmente utilizan los capellanes de Santa María. Mas su madre, la reina doña Blanca, le ha rogado que se aprenda su fragmento favorito de las Escrituras, para que pueda recitarlo esta noche ante todos los invitados que llegarán al castillo para celebrar la llegada del nuevo año.

Y lee y relee una y otra vez aquellos odiados latines, pero no termina de retener tantos versos en su memoria, pues, al fin y al cabo, no es más que un muchacho de trece años:

"Omnia tempus habent,
et momentum suum cuique negotio sub caelo:

tempus nascendi et tempus moriendi,
tempus plantandi et tempus evellendi quod plantatum est,

tempus occidendi et tempus sanandi,
tempus destruendi et tempus aedificandi,

tempus flendi et tempus ridendi,
tempus plangendi et tempus saltandi,

tempus spargendi lapides et tempus eos colligendi,
tempus amplexandi et tempus longe fieri ab amplexibus,

tempus quaerendi et tempus perdendi,
tempus custodiendi et tempus abiciendi,

tempus scindendi et tempus consuendi,
tempus tacendi et tempus loquendi,

tempus dilectionis et tempus odii,
tempus belli et tempus pacis..."


Así que cierra el librote y se pone a escuchar a John Olfield, que es muy gran músico, venido hace muchos años de Inglaterra a la corte de Navarra, y que ahora mismo ensaya las piezas que interpretará horas más tarde ante tan distinguida concurrencia. Y como sabe el maestro de capilla el encargo que a don Carlos ha hecho su madre, mucho le reprende por su pereza y su falta de voluntad.

-¿Queréis disgustar a la reina? ¿Qué hacéis que no estáis estudiando lo que ella os ordenó?

-Si no entiendo lo que quieren decir ni la mitad de las frases, mister Olfield. ¿Cómo voy a aprendérmelas?

-¿Pero acaso pertenece el fragmento al extrañísimo e ignoto Libro de Jonás? ¿O es quizás el profético e incomprensible Apocalipsis de San Juan lo que debéis intentar retener en vuestra principesca cabeza?

-Nada de eso. El capítulo tres del Libro del Eclesiastés es lo que debo asimilar en apenas unas horas.

-¿El capítulo tres? ¡Pero si es el mismo que mi gran amigo Pete Seeger utilizó para componer una de sus más famosas canciones, allá en York! ¡Y hasta recuerdo lo bien que la cantaban una banda de melenudos juglares llamados The Byrds!



-¿En inglés? ¡Lo que me faltaba! ¿Y no habrá nadie que la haya trasladado al romance navarro?

-¡Cerrad la boca y abrid los oídos, niño impertinente! Sabed que es la lengua sajona la más apropiada para todo tipo de cánticos y coplas. Comprobadlo vos mismo:

"To everything
There is a season
And a time for every purpose, under heaven

A time to be born, a time to die
A time to plant, a time to reap
A time to kill, a time to heal
A time to laugh, a time to weep

To everything
There is a season
And a time for every purpose, under heaven

A time to build up,a time to break down
A time to dance, a time to mourn
A time to cast away stones, a time to gather stones together

To everything
There is a season
And a time for every purpose, under heaven

A time of love, a time of hate
A time of war, a time of peace
A time you may embrace, a time to refrain from embracing

To everything
There is a season
And a time for every purpose, under heaven

A time to gain, a time to lose
A time to rend, a time to sew
A time to love, a time to hate
A time for peace, I swear its not too late..."


-Muy hermosa tonada, efectivamente, mister Oldfield. Pero sigo igual de in albis que al principio, nunca mejor dicho. ¿No podríais vos hacerme la traducción?

-¿No estáis tomando por costumbre que cualquier otro haga vuestras tareas, don Carlos? Cuando vuestro preceptor don Alfonso de la Torre os tome la lección, yo no estaré allí para que podáis pedirme que sea yo quien le responda...

-Sólo por esta vez, John. Por favor...

-Está bien, pero sólo porque no quiero que mi señora doña Blanca compruebe ante sus invitados que su hijo no es tan despierto como cree. Tomad nota:

"Para todo hay un tiempo,
y un tiempo para llevarlo a cabo, bajo el cielo.

Un tiempo para nacer, y un tiempo para morir
un tiempo para sembrar, y un tiempo para cosechar
un tiempo para matar, y un tiempo para curar
un tiempo para reir, y un tiempo para llorar.

Para todo hay un tiempo,
y un tiempo para llevarlo a cabo, bajo el cielo.

Un tiempo para construir, y un tiempo para destruir
un tiempo para bailar, y un tiempo para sollozar
un tiempo para lanzar piedras, y un tiempo para juntarlas

Para todo hay un tiempo,
y un tiempo para llevarlo a cabo, bajo el cielo.

Un tiempo para amar, y un tiempo para odiar
un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz
un tiempo en que puedes abrazar, y un tiempo en que ya no puedes hacerlo

Para todo hay un tiempo,
y un tiempo para llevarlo a cabo, bajo el cielo.

Un tiempo para ganar, y un tiempo para perder
un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser
un tiempo para amar, y un tiempo para odiar
un tiempo para la paz, y te juro que no es demasiado tarde."


-¡Qué versos tan certeros, mi señor John!

-Sí, príncipe Carlos. Y todo hombre que viene al mundo haría bien en guardarlos en lo más hondo de su corazón, pues no hay cosa más verdadera que ésta: sólo tenemos un tiempo determinado y muy corto para demostrar nuestro talento. Pero en lugar de tomar conciencia de ello preferimos abandonarnos a distracciones que nos apartan de lo que hubiéramos podido lograr realmente, y cuando queremos volver atrás, ya no hay lugar.
Y esta lección vale tanto para vos, que nacísteis para gobernar, como para el más humilde de vuestros vasallos. Ambos ganaréis y perderéis, reiréis y lloraréis, amaréis y odiaréis, pero sólo cuando os toque hacerlo. Y si dejáis pasar ese momento, nunca podréis volver a encontrarlo. No olvidéis jamás esta enseñanza, y sin duda acabaréis agradeciéndome habérosla descubierto. Y ahora volved a vuestra tarea, u os obligaré a escuchar durante horas el horrísono canto del "you have come to the shore"

-¡No, semejante crueldad no, por Dios! Inmediatamente me pongo a ello, podéis estar bien tranquilo. Y os prometo que siempre recordaré que todo en la vida debe hacerse en el momento oportuno, y que lo que no hagamos hoy, es imposible que lo hagamos mañana.
En cualquier caso, para vos, mister Oldfield y para todas las posibles lectoras y lectores que han de llegar si Dios quiere en los próximos 578 años:

Happy new year 1434!

http://www.youtube.com/watch?v=fg73MRomwSA



© Mikel Zuza Viniegra, 2011